En la tierra de las Mil y una Noche
El campo de refugiados de TINDUF, en el sur de Algeria era nuestro objetivo. No Marruecos. Con la Asociación ‘Sol y Luna’ estaba planeado de cruzar el país mediterráneo hacia el sur, con un carga de 80.000 raciones de leche en polvo, ropa, zapatos, juguetes y útiles escolares. Pero por motivo de seguridad tuvimos que cambiar ruta. No teníamos otra opción: nuestro convoy de 5-jeep se dirigió a Marruecos. Un nuevo desafío sin ninguna programación. Dejamos una parte de la ayuda a una asociación voluntaria de Sevilla que entregaría la ayuda dos semanas más tarde.
Ahora estamos en el país de las Mil y una Noches. Cielo estrellado tan brillante que quitaba el aliento. Millones de luces que parecen estar cayendo desde el cielo. Los días muy calurosos y por debajo de cero durante la noche. Pero la belleza de los lugares no es suficiente para apaciguar a los espíritus. La política de hambre de poder y la riqueza tiene sus exigencias sedientos de sangre. Estuvimos 8 horas atrapado en el desierto en una zona militar. En el pueblo de Semara, (Sahara Occidental), en la estación de policía, después de horas de conversaciones, el ejército comprendió las razones de nuestro viaje y nos dejaron marchar y nos dirigimos por fin a las aldeas de las montañas del Atlas. Los niños no nos esperaban, pero estaban allí antes de nosotros, en su mundo sencillo: juguetones, curiosos y hermosos como la noche africana. Aquellos triviales objectos pequeños eran para ellos joyas preciosas. Dar algo. Entregamos lápices, libros y juguetes y zapatos.
Me sentía tan bien que quería parar esos momentos para siempre. Era mi primer viaje, el más intenso, el más difícil, pero el más memorable.