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A Moscú en un ‘Fiat 500’ (Andrés Chavez – El Día)
-Cuando Angelo Iannaccone salió de San Benedetto del Tronto, Italia, hace más de medio siglo, en un “Fiat 500”, para estudiar inglés en Londres, no se imaginaba que en 2011, tantos años más tarde, iba a intentar cubrir una ruta de miles de kilómetros en un modelo igual; desde Tenerife a Moscú. Claro que tampoco se imaginaba que se iba a enamorar de una portuense, Marta Martin Ojeda iba a tener hijos tinerfeños e iba a ser capaz de organizar congresos tan redondos como el celebrado hace un par de semanas en el Sur, en el que intervinieron los astronautas que dieron un vuelco a la historia del espacio. Para Angelo Iannaccone no hay nada difícil.
Tras años para conseguir un “Fiat 500” de la chatarra, de lo que se ocupó con exquisito esmero su amigo -y mi amigo- Celio Rodríguez Zarza , inicia el viaje. Lalo Pérez , hijo del mítico Manuel Pérez , maestro de “eléctricos” que en esta tierra han sido, se lo ha dejado como un pincel. Y ya el coche está en Sevilla y hoy salen para Moscú vehículo y piloto, por carretera, con poco equipaje y un mes y medio por delante. Cuando llegue a Barcelona, Angelo tendrá compañía, su hijo Iván , que le hará de copiloto hasta Milán. Desde allí a Moscú, ya solo, pasando por media Europa y por repúblicas de la antigua Unión Soviética. En el coche, banderas y un mensaje muy escueto y muy claro: Tenerife-Moscú.
2.- Angelo, de 68 años, está haciendo historia. El mercado ruso es para nosotros la gran esperanza. Miles de rusos ricos vienen a la isla tinerfeña a hacer turismo y, sobre todo, a comprar artículos de lujo. Él es un experto en turismo. Su agencia organiza congresos internacionales en varios países del mundo. Su carácter moderado y su saber estar le impiden ser drástico en los juicios. Él sabe lo que nos conviene como estación receptora de visitantes. Con una carta de presentación de un famoso astronauta ruso en el bolsillo, este italiano reconvertido a canario se presenta en la capital de todas las Rusias con un pequeño coche construido en los años 60, primorosamente pintado de azul marino. Una joya que adquirirá más valor cuando ambos regresen.
3.- En un principio pensó llegar hasta China, pero dificultades de organización le hicieron desistir de su empeño. Moscú estaba más cerca y era más asequible. Es de desear que las averías lo respeten, pero, por si acaso, Angelo se ha llevado algún repuesto y en Italia le hará una nueva revisión al coche, con mecánicos italianos. Y siempre tendrá a Lalo Pérez al teléfono para cualquier consulta que necesite. ¿Lo más difícil? Encontrar guías fiables de las carreteras rusas para llegar conductor y vehículo, sanos y salvos, a la Plaza Roja. Cuando lo consiga, que lo va a conseguir, volveré a escribir de su verano del 2011, quizá el más emocionante de su vida. Más, incluso, que cuando salió de su pueblo para descubrir el mundo.